La isla de Mull tiene la desventaja de que no tiene un puente que la una a tierra como la Isla de Skye pero esto hace que sea un remanso de paz donde se puede disfrutar de los mejores paisajes y de la luz más especial de todo el Reino Unido.
No en vano los coloristas escoceses y muchos otros pintores escogieron esta isla como fuente de inspiración.
Dos fantásticos castillos: Torosay y Duart, completan la oferta de la isla.
El castillo de Torosay ofrece todo el esplendor de las residencias neoclásicas y el castillo de Duart nos remonta a la Escocia medieval del siglo XIII y nos descubre la historia de un galeón español de la armada invencible que fue hundido frente a sus costas y cuyos marineros acabaron formando parte de los pueblos de la isla.
Al norte de la isla se encuentra Tobermory, una pequeña aldea marinera creada en el 1788 y que es uno de los lugares más pintorescos de la isla.
Imprescindible una visita a la isla de Iona, solo separada por 5 minutos en ferry y en donde se encuentra la abadía de Iona que nos cuenta los inicios del cristianismo en Escocia y su lucha con la antigua religión de los druidas celtas que también tenían ahí su santuario.
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