En el año 2014 una curiosa noticia saltaba a los periódicos españoles y británicos. En las quinielas aparecía la ahora fallecida Duquesa de Alba, aristócrata protagonista de innumerables artículos en la prensa rosa y reina de Escocia si el país conseguía la independencia. Las primeras reacciones fueron de sorpresa e incredulidad: ¿qué hay de verdad en ello? ¿Es todo una broma? ¿Hasta qué punto sería posible que llegara a suceder?
En este post te contamos la historia completa de una de las anécdotas reales más extravagantes e interesantes de las últimas décadas. ¿Podría haber sido la Duquesa de Alba, reina de Escocia? Sigue leyendo y lo descubrirás.
Los motivos dinásticos
Algo que está fuera de toda duda es que razones dinásticas existen. La Duquesa de Alba sería, con todo derecho, heredera de la última familia reinante en Escocia: los Estuardo o Stuart en inglés. En concreto, era descendiente de Jacobo II de Inglaterra y VII de Escocia, a través de un hijo ilegítimo (James Fitz-James Stuart) que éste tuvo con Arabella Churchill. La hermana de James, Ana I de Escocia, última reina de este país, falleció en 1714 sin descendencia, con lo que el derecho al trono pasó a la rama “bastarda” de la familia a través de su hermanastro.
Es por ello que el apellido de Cayetana no era Stuart, sino Fitz-James Stuart. El “Fitz”, es un prefijo de origen francés (fils) que se usaba en el Reino Unido para designar a los hijos ilegítimos y que, por tanto, no tenían derecho a llevar apellido familiar.
El caso es que James participó en la guerra de sucesión española, por lo que se le concedieron diversos títulos nobiliarios españoles. Su hijo Diego Francisco Fitz-James Stuart, si bien nació en Francia, fue siempre considerado un noble español. Casó con Catalina Ventura Colón, Condesa de Veragua, y a partir de aquí surgió una dinastía que acumuló títulos en la persona de Cayetana Fitz-James Stuart, Duquesa de Alba.
¿Posibilidad real?
Si nos preguntamos si hubiese sido realmente posible que la Duquesa de Alba llegara a ser coronada Reina de Escocia, la respuesta es que no habría sido fácil, pero tampoco hubiese sido en absoluto un disparate.
En caso de que Escocia hubiese logrado independizarse después del referéndum del 18 de Septiembre de 2014, aún no estaría claro cuál sería la forma de gobierno que adoptaría. En un principio parece que la monarquía era preferida por delante de la república. En caso que así fuera, siempre se ha contado con que Isabel II de Inglaterra continuara siendo Reina de Escocia, como lo es de muchos otros países de la Commowealth. Pero las noticias hablaban de que el gobierno de Londres, que no pondría ninguna facilidad al proceso independentista, tampoco cedería en este aspecto, e Isabel, muy a su pesar, debería renunciar a ser también Reina de Escocia.
Y es aquí donde entraría la duquesa de Alba. Una Escocia independiente que eligiera la monarquía, y en la que Isabel II no pudiera reinar, debería elegir una nueva candidata. Y Cayetana partiría en primera posición, pues como hemos visto era la descendiente más directa de la última monarca que reinó en Escocia.
La noticia se extiende
En el Reino Unido la noticia partió de dos frentes, por una parte el diario Daily Express y por otra el Daily Telegraph. Ambos enfocaron el tema de manera bastante similar, explicando el porqué histórico del derecho al trono, e introduciendo a los británicos a un personaje que si bien en España se conocía bien, en el Reino Unido no era tan popular. En esos artículos se hablaba de sus muchos títulos nobiliarios, remarcando el récord Guinness que poseía, y ambos diarios incidían en dos puntos: su matrimonio con un funcionario mucho menor que ella y, sobre todo, su riqueza valorada en 29 mil millones de libras, que siempre según estos mismos medios “le abriría las puertas de Escocia”.
Otra de las menciones que se hicieron en la prensa fue al otro descendiente vivo de la familia Estuardo, Franz de Baviera, aunque éste ya habría negado cualquier intención reclamar el trono.
El enfoque de las noticias, bastante sensacionalista, junto a la tendencia conservadora de los dos rotativos dio a pensar en la época que quizás lo que buscaban era torpedear eI proceso independentista, “asustando” a los partidarios del sí.
Inmediatamente, la noticia saltó el canal de la Mancha para llegar a España, donde tuvo, si cabe, más repercusión. Como muestra, podemos citar el artículo publicado en El Mundo, donde el historiador Fernando García Mercadal, afirmaba que era simplemente una anécdota histórica sin mayor importancia, pero que no iría más allá de ahí. En el otro extremo, Javier Timmermans, abogado nobiliario, abogaba por la aceptación del trono por parte de la Duquesa, aunque solo fuese por “protestar por lo de Gibraltar”.
Reacciones
Como vemos, las reacciones entre los estudiosos del tema fueron desde su aceptación como mera curiosidad histórica, real pero disparatada, hasta la pura y dura ironía.
Por parte de los principales interesados, la mayoría de los escoceses seguía sin saber quién era la Duquesa de Alba, y la noticia pasó bastante desapercibida en el país. Nadie se planteó seriamente la posibilidad de que llegara a ser Reina de Escocia.
Entre los candidatos, ya hemos comentado que Franz de Baviera, el otro “pretendiente” al trono (aunque más lejano) había comentado que no tenía el más mínimo interés en el tema. En términos parecidos se acabó pronunciando la misma Cayetana, quien era amiga de la infancia de Isabel II de Inglaterra, y no tenía ninguna intención de molestarla. El propio hijo de la Duquesa calificó todo el asunto de “disparate”.
Estamos, por lo tanto, ante una de esas casualidades que nos hacen pensar “¿cómo hubiera sido la historia si…?” y que nos demuestran cómo están interrelacionadas las distintas familias nobiliarias europeas, algo que a veces provoca carambolas hereditarias, como es el caso.
Solo un último apunte: “Alba” significa “Escocia” en gaélico… ¿Es posible que también esto fuese casualidad? 😉
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